Dejó por un momento
la fugacidad
y se posó ante mí,
con su magia.
Mil dudas asaltaron mis
recovecos.
Su claridad, mi timidez y
la imposibilidad de
cualquier cosa.
Me aterró.
Sus ojos enormes y oscuros
destacaban
sobre el resto de su vida.
Y me contaban
a sorbos y destellos
todo lo que habían visto.
Casi dejo escapar el momento
tan esperado.
Casi.
Y
ahora, cuando llegas,
se asfixia el vacío,
porque
me lleno de ti.
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